En Clarín leimos un artículo del Lic. Roberto Vilariño, Coordinador de la carrera de Relaciones Públicas en la Universidad de Belgrano y Consultor Independiente que se titula: "Estrategias de Comunicación" y nos pareció interesante esto de "venderse a si mismo" y la mención del coaching en este sentido como una ayuda eficaz. Disentimos en que el coaching sea solo para ejecutivos de alto nivel en la empresa. Nosotros trabajamos con participantes que pueden ser ejecutivos, dueños de pymes o personas comunes (hasta Amas de Casas Deseperadas ¡ja!) que buscan su vocación o concretar sus necesidades o encaminar su vida o simplemente "volver a empezar".
Lo compartimos con todos ustedes que nos escriben y leen desde diferentes partes del mundo:
"Ivy Lee, considerado el padre de las Relaciones Públicas, tenía un lema que decía "hacer bien y hacerlo saber". Este precepto, que rigió gran parte de la comunicación institucional del siglo XX, hoy excede el marco de las empresas y los negocios, involucrando también a los propios trabajadores.
Desde hace años, en esta parte del mundo se derrumbó el modelo japonés de empleo, aquel que propiciaba que las personas se inicien en una empresa y décadas más tarde se jubilen en ella; hoy se estima que en promedio, a lo largo de su vida laboral, un adulto pasa por siete organizaciones.
En este contexto, es imprescindible que cada trabajador sepa manejar su propia imagen. Ya no basta con "saber" hacer una tarea, sino que ahora hay que "saber contarlo" . Además del marketing personal (táctica para insertarse o reinsertarse en el mercado a través de redes de contacto, respuestas a avisos, curriculums vitae y presentaciones espontáneas), es necesario que cada persona tenga una estrategia de comunicación a lo largo de "toda" su vida laboral. Esto es tan importante para un joven que inicia una carrera laboral a través de una pasantía en una Pyme, como para un Director General consagrado que trabaja para una gran multinacional.
Así como las empresas necesitan por momentos vender productos y servicios, por momentos atender crisis de imagen y por momentos defenderse de ataques (de la competencia, del gobierno y de otros actores sociales), el trabajador también tiene necesidades de imagen variables en sus empleos, según las circunstancias.
En los grandes puestos gerenciales, la asistencia de un coach que entrene al ejecutivo en ciertas habilidades de comunicación personal, es indispensable. Algunos escalones más abajo, y en base de la pirámide laboral, bastará con que cada uno se preocupe por autocapacitarse. Leer mucho, practicar redacción y hacer cursos para mejorar el modo de hablar en público, son algunas de las acciones recomendables.
Así como las empresas hacen profundos análisis por determinar cuáles son sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas (lo que comunmente se denomina análisis FODA), las personas también tenemos que someternos a un proceso introspectivo. Nuestras fortalezas tienen que ser difundidas; las debilidades corregidas y, mientras no se puedan corregir, controladas; las amenazas neutralizadas; y las oportunidades aprovechadas.
Con ese diagnóstico hecho, y actualizado cada vez que cambie el contexto, sólo resta salir a comunicar. Y en esa comunicación hay que saber elegir los medios. El "cara a cara" brinda la mayor cantidad de posibilidades de retroalimentación , pero es el instrumento más riesgoso. En el otro extremo, las comunicaciones escritas dan la posibilidad de preproducir el mensaje y que quede registro de información, pero la interacción es más pobre y no inmediata.
Todo esto tiene que ser tenido en cuenta a la hora de manejar la imagen personal laboral. Porque lo bueno necesita "ser vendido" y lo malo "controlado". Y para eso hay que saber comunicar. Como diría Marta del Pino, consultora argentina en comunicación institucional, uno siempre tiene que esforzarse para defender su apellido ya que, sin duda, es el capital más preciado. Junto con el nombre, claro."-.
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